En definitiva, nuestra humanidad es algo que damos por sentado. Simplemente actuamos bajo el supuesto de que nos definen las cualidades singulares que nos definen en términos más amplios como seres conscientes con libre albedrío. Esta es la creencia predeterminada y a la mayoría de nosotros nos resulta imposible imaginar cualquier otro escenario posible.
Sin embargo, hay quienes sí piensan en estas cosas. Se trata de escritores, científicos, ingenieros y otros pensadores que analizan la relación cada vez más compleja que compartimos con la tecnología. Algunos incluso llegan a afirmar que, a medida que pase el tiempo, el coste de nuestra relación y dependencia de la tecnología será cada vez más significativo. De hecho, algunos dicen que será tan significativo que, en el proceso, perderemos partes de nuestra humanidad.
¿Hay algo de verdad en esa idea? Tal vez. Requiere considerar y hacer malabarismos con una serie de pensamientos desafiantes, incluso aterradores.
El transhumanismo se define como el concepto de que la humanidad llegará a un punto en el que ya no estará atada a limitaciones físicas o mentales. Estas son las limitaciones físicas y mentales que todos enfrentamos todos los días, incluido el cáncer, el envejecimiento y la demencia. El transhumanismo imagina llegar a un punto en el que ya no tengamos que preocuparnos por estas cosas. Básicamente se refiere a crear una situación en la que no envejezcamos, muramos ni sucumbamos a enfermedades mentales.
Obviamente, la tecnología es algo que va a desempeñar un papel importante en todo esto. Si bien el transhumanismo es, naturalmente, un concepto mucho más complejo que la definición anterior, nos permite comprender lo que la tecnología intenta hacer actualmente. Ya se pueden encontrar innumerables ejemplos de tecnología que compensa los defectos innatos de la carne y la mente. La empresa francesa Carmat ya está haciendo algunos avances importantes con corazones artificiales. También se pueden encontrar ejemplos de ojos artificiales mediante trasplantes de córnea digitales. La tecnología detrás de los brazos y piernas artificiales ya ha progresado a un ritmo asombroso en el transcurso de las últimas décadas. Se puede esperar que esa tecnología siga evolucionando y desarrollándose a medida que pasa el tiempo.
Todo esto es muy emocionante, pero ¿tendrá un precio? Aunque no creas en las almas, al menos entiendes que la humanidad se define por ciertos rasgos. A medida que nos acercamos cada vez más a la realización del transhumanismo, ¿vamos a perder esos elementos que definen nuestra humanidad?